Por Jaume Fa de Lucas. El título en castellano, Se lo llevaron: Recuerdos de una pequeña de Camboya, es tan exageradamente largo y tan poco inolvidable como nuestra película. Asistimos a mucho más de 2 horas de suplicio, donde el ritmo letárgico y la reiteración incesante de exactamente las mismas ocasiones, imágenes, ideas y oraciones acaban destruyendo cualquier oportunidad de que la experiencia sea exitosa. Comprendo que entre los objetivos de Angelina Jolie es que el espectador padezca con los individuos, pero aquí se nos propina una paliza cinematográfica sin piedad donde no se atisba ningún talento narrativo, no es con la capacidad de zambullirnos con intensidad en los hechos. Este agotamiento, o aburrimiento, que padece el espectador gracias a la reiteración de elementos, se ve pronunciado tanto por la duración excesiva de la película como por la composición del día a día de la personaje principal, que es repetitiva. Primeramente, la pobreza y la crueldad que viven los apartados camboyanos ahora quedan servidas en el momento de metraje y no es necesario prolongar mucho más la agonía del espectador. Seguidamente, los hechos rutinarios de la vida de la pequeña prosiguen exactamente el mismo patrón: por la mañana la personaje principal padece los trabajos forzados, el apetito, la sugestión ideológica… Durante la noche tiene una suerte de revelación/instante lúcido/son evocador… y regresa a iniciar. El nivel de redundancia narrativa es asombroso. Y no pienso que llevar a cabo algo tan molesto logre ser el propósito de ningún directivo. Lamentablemente, el contenido y el contexto de Se lo llevaron tampoco están a la altura. Está claro que se arroja una crítica hacia el comunismo: hablamos de un sistema hipócrita, una dictadura que finge preocuparse por el pueblo para promover la esclavitud. Pero es que esto ahora lo hemos masticado en decenas y decenas de proyectos literarias y cinematográficas y aquí no se contribuye nada nuevo. Además de esto, frecuentemente no tiene contexto. No se comprende por qué razón los Khmers Colorados pelean contra Vietnam y EEUU, si este último luchaba por su parte contra Vietnam. Otro ejemplo mucho más especial: hay un instante en el que se quema un campamento, pero no entendemos quién fué; esto hace una guerra con tiros y bombas, pero tampoco se conoce nada de las motivaciones. Semeja que Angelina Jolie está mucho más preocupada por enseñar su deber popular de forma parcialmente superficial que por llevar a cabo algo aceptable. A nivel estético la película cumple con creces, pero no ya no es un drama sin hondura, con algún cliché, flashbacks empalagos y slow motions extraños, que solamente busca es ocasionar conmuevas –un caso de muestra de o sea en el momento en que pegan a una pequeña que hurta comida pues está hambrienta; y esa escena sale un par de veces, para realizar gala de esa redundancia extrema y de ese encontronazo sensible que se busca–. Al fin y al cabo, sospecho que hablamos de iluminar un capítulo desapacible de la historia, y el propósito es admirable, pero sobran minutos y falta imaginación.