Pocas veces se publican proyectos de ficción ambientadas en hechos históricos reales donde los pequeños sean personajes principales y receptores al unísono. Menos recurrente es aún que estos hechos se centren en gestas de tipo médico o sanitario, y no sobre belicismos o problemáticas sociales, que culminen en un avance escencial para toda la raza humana. En este sentido, tenemos la posibilidad de asegurar que la autora, periodista y comunicadora gallega María Del sol ha sentado un antecedente en lo que a temática novedosa tiene relación. Y lo hizo con honores con Los pequeños de la viruela (anunciado por Anaya y también ilustrado por Beatriz Castro).
Reseña del libro “Osos olvidados”, de Preston & Child
Recuerdo de manera perfecta el día. Meses atrás, como todas y cada una de las mañanas, me puse a comprobar las noticias literarias que nos traían las editoriales. Apunté ciertas en un cuaderno que siempre y en todo momento llevo encima, segura que podrían interesarme, y rechacé otras que no se adecuaban a mis deseos. Asimismo apunté ciertas opciones inciertas, que solo me atrevería a leer en el caso de no hallar nada superior. Y, de pronto, llegó este libro. La verdad es que estuve a puntito de pasarlo por prominente pues la portada no me llamó en lo más mínimo —sí, lo sé, sé que es un fallo eso de evaluar un libro por la cubierta, pero en el momento en que te llegan tantas noticias en el dirección de correo electrónico hay que realizar cribado de alguna forma ahora mí me agradan bastante lo bonito—, pero en el final le di una ocasión y leí la síntesis.
Y ahí fue en el momento en que corrí en mi cuaderno para apuntar este título bien grande y subrayarlo hasta el momento en que prácticamente rompo el papel. ¿Y por qué razón? Por el hecho de que tiene todo cuanto me agrada: secreto, crímenes, historia, tensión y, como si fuera poco, una personaje principal arqueóloga. ¿Se puede soliciar mucho más? Yo pienso que no.
Síntomas de la viruela del mono
Si bien la sintomatología de la viruela del mono parezca grave, se calcula que su tasa de letalidad podría ser menor al 1 % (si bien subiría hasta un 4-diez% en zonas donde no se tienen la posibilidad de utilizar los tratamientos correctos). Los signos clínicos que patentizan la patología son afines a los de la viruela tradicional, si bien mucho más leves. El periodo de incubación tras la entrada del virus en el organismo es de 7 a 14 días, con un máximo de 21 días.
Los síntomas iniciales son los próximos: